Prevención de riesgos laborales para las personas con discapacidad

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Las personas con discapacidad deberían recibir un tratamiento equitativo en el trabajo, en particular en materia de seguridad y salud en el trabajo. La seguridad y la salud no deberían utilizarse como pretexto para no emplear o dejar de emplear personas con discapacidad. Además, un lugar de trabajo accesible y seguro para personas con discapacidad también resulta más seguro y accesible para todos los trabajadores.

Las empresas cada vez están más sensibilizadas a la hora de contratar a personas con discapacidad, sin embargo un tema que no se tiene siempre en cuenta es el Plan de Prevención de Riesgos Laborales para personas con discapacidad. En muchas ocasiones, los empresarios desconocen qué medidas tomar para garantizar la seguridad y la salud de los trabajares con discapacidad, por ejemplo, ¿qué hacer en caso de evacuación si un empleado usuario de silla de ruedas o con movilidad reducida trabaja en un cuarto piso? O ¿què hacer si se presenta un movimiento telúrico como es frecuente en nuestro país? Hay que tener en cuenta que en estos caso no puede utilizarse los ascensores, para desplazar a una persona con discapacidad.

Para solventar estos problemas y que ninguna persona con discapacidad sea discriminada en situaciones de emergencia, y pueda ser auxiliada de forma adecuada se deben seguir las siguientes sugerencias necesarias que deben incluirse en un plan de prevención de riesgos de toda empresa:

1. Identificar la discapacidad del empleado y sus necesidades.

2. Evaluar el riesgo: los riesgos añadidos que pueden tener dependiendo del tipo de discapacidad son:

– Discapacidad física: caídas, sobreesfuerzos, golpes, quemaduras, obstáculos, situaciones de emergencia y evacuación.

– Discapacidad sensorial: caídas, golpes, atropellos, situaciones de emergencia.

– Discapacidad intelectual: caídas, golpes, atropellos, situaciones de emergencia.

3. Medidas preventivas:

– Comunicación con el trabajador y el empleador, para ver las medidas que se deben tomar.

– Debe haber una adecuación entre las aptitudes del trabajador y las exigencias del trabajo.

– Utilización de ayudas técnicas adecuadas (maquinaria, equipos de trabajo).

– Ayuda de terceras personas (en los accesos, emergencias, etc.).

– Espacio de trabajo suficiente y adaptado a la persona.

– Instalaciones del centro de trabajo adaptadas a las necesidades del trabajador (suelos antideslizantes, anchura de pasillos y puertas, ascensores, rampas de paso, etc.).

– Instalaciones comunes y de salud con lo necesario para su fácil uso por parte de los trabajadores (vestuarios, inodoro, lavabos, duchas, etc.).

– Información suficiente, sencilla y clara, tanto para los empleados con discapacidad, como para el resto de empleados sin discapacidad.

– Señalización clara y perceptible.

Además, es necesario que cada cierto tiempo se lleven a cabo simulacros para intentar aplicar estas medidas de la misma manera, cuando se presente un riesgo en el área laboral de la persona con discapacidad.

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