Los orígenes del tenis en silla de ruedas vienen de Estados Unidos, y en concreto de Brad Parks, que tras un accidente que le produjo una lesión medular, observó en el hospital donde estaba ingresado a una persona jugando al tenis en silla. Lo difundió bastante por todo Estados Unidos y Europa hasta que se consiguió crear la Federación Internacional de Tenis en Silla de Ruedas (IWTF), que posteriormente pasaría a ser absorbida por la Federación Internacional de Tenis (ITF).
Las dimensiones de la pista son exactamente las mismas que en el tenis tradicional. Sin embargo, se han tenido que hacer pequeñas modificaciones en el reglamento acordes a las circunstancias que conlleva el uso de la silla para jugar.
La primera gran diferencia, es que la pelota puede dar dos botes antes de que el jugador la golpee. El primer bote, lo debe dar dentro del campo, pudiendo dar el segundo bote en cualquier parte del campo.
Al igual que en el baloncesto en silla, la silla forma parte del jugador, por lo que si la bola toca la silla antes de botar será punto para el contrario. En el saque, se realizará falta si alguna parte de la silla toca la línea de fondo antes del golpeo.
Otras peculiaridades del reglamento consisten en que el jugador en ningún momento se puede levantar de la silla para golpear la bola. Para los jugadores que impulsen la silla con un pie, solo se les permitirá usarlo para avanzar hacia la bola y nunca en el momento del golpeo o en el saque. De hecho, para todos los jugadores, en el momento del golpeo se cometerá falta si alguna extremidad inferior participa voluntariamente en modificar la situación de la silla o en el golpeo de la bola. Por último, en el saque solo se permitirá un leve impulso a la silla previo al golpeo.
Las personas que deciden practicar el tenis adaptado pueden participar en toda competencia mundial que la Federación Internacional de Tenis (ITF), como en el tenis tradicional.
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